
El techno, un género revolucionario de música electrónica, emergió en escena en Detroit, Estados Unidos, y en Alemania a mediados de los años 80, marcando su nacimiento oficial el 5 de abril de 1988. Aunque el término «Techno» ya se usaba en Alemania y España para describir de manera general a la música electrónica, este estilo se distingue por ser una evolución del house, integrando elementos de diversas tendencias musicales europeas y caracterizándose por su enfoque experimental en el sintetizador y los sonidos del electro primigenio.
El cuarto álbum de Kraftwerk, «Autobahn» (1974), marcó el inicio de géneros como el synth pop y el electro. Jean Michel Jarre, con obras como «Oxygene (Part II)» y «Equinoxe Part 4», fue uno de los pioneros del techno.
La música electrónica comenzó a tomar forma gracias al éxito de los sintetizadores. En Alemania, el término «techno» para la música electrónica nació en una conocida tienda de discos, City-Music, ubicada en la Estación Central de Frankfurt. Hay una conexión directa entre el techno y la escena de Detroit de principios de los años 80, la música house que emergía simultáneamente en Chicago y la cultura de clubes de esa ciudad. Se debate que el techno de Detroit precedió al house de Chicago, desarrollándose este último a partir de una caja de ritmos adquirida por Frankie Knuckles de Derrick May. A mediados de los años 80, el Reino Unido comenzó a mostrar un creciente interés por el house.
Durante las celebraciones en Ibiza, un conocido destino para el turismo británico, varios DJs del Reino Unido descubrieron el house de Chicago y el éxtasis. Figuras como Paul Oakenfold, Mark Moore y Graeme Park, al volver a Inglaterra, se convirtieron en pioneros al difundir esta música y la cultura del éxtasis a lo largo del país. Sus sesiones en ciudades como Londres, Mánchester y Nottingham, y más tarde en Sheffield y Leeds, fueron fundamentales. Al final de la década, el house se había popularizado en todo Inglaterra y el acid house ganaba cada vez más adeptos gracias a las fiestas en las discotecas. El triunfo de estos géneros musicales facilitó la introducción y aceptación del innovador sonido de Detroit.
Hacia finales de los 80 y principios de los 90, el techno comenzó a diversificar su estilo, ampliando lo que se había conocido hasta entonces por este género. Su popularidad, impulsada por la escena rave entre 1988 y 1992, encontró un eco limitado en Estados Unidos, más allá de Detroit, Nueva York y Chicago. Los productores de Detroit, en busca de oportunidades, dirigieron su mirada hacia Europa.
A ellos se sumó una nueva generación de productores, también de Detroit, que continuaron la expansión del género. Con el tiempo, el techno evolucionó hacia un sonido más duro y minimalista, alejándose de los elementos soul y adoptando una naturaleza más sintética. Gran Bretaña jugó un papel clave en la evolución del techno, aportando innovaciones estilísticas a finales de los 80 y principios de los 90, aunque estas variaban ampliamente en estructura y concepto musical. Los subgéneros emergen de una causa común: la creciente demanda de música de baile en Inglaterra y Europa, una demanda que los músicos estadounidenses no lograban satisfacer en su totalidad. Esta situación llevó a que más jóvenes europeos se aventuraran a producir su propio techno.




En Alemania, al igual que en el Reino Unido, la música electrónica de baile ganó popularidad en diversas regiones desde la década de 1980. Después del auge del hardcore, el techno evolucionó en múltiples direcciones durante la primera mitad de los años 1990. Alrededor de 1992, el trance, con su sonido místico, empezó a ganar popularidad, liderado por DJs como Dr. Motte y Sven Väth.
En 1993, el sello discográfico alemán Tresor lanzó el álbum «Tresor II: Berlín & Detroit – A Techno Alliance», marcando la significativa conexión entre estas dos ciudades. Esta colaboración benefició a ambas escenas musicales, con el techno de Detroit ganando difusión internacional y Tresor consolidando su respeto y reputación. El hardcore, un género derivado del techno, surgió a principios de los años 90 y rápidamente se popularizó en Europa, especialmente entre la juventud trabajadora. Con orígenes en Países Bajos, Alemania, Italia, Bélgica y Gran Bretaña, el movimiento rave creció tanto en Inglaterra que se volvió incontrolable, provocando una fuerte reacción negativa en la opinión pública de aquel entonces. Finalmente, esto condujo a su prohibición en 1994 mediante la ley denominada «Criminal Justice and Public Order».




Al acercarse al final de la primera mitad de los años noventa, el techno había evolucionado hasta un punto que a menudo hacía complicado clasificar con precisión a cada nuevo artista o canción dentro de un género específico. La popularización del techno y su adopción masiva generaron un interés cada vez mayor por parte de la industria musical, buscando capitalizar comercialmente este fenómeno.

Ejemplos notables incluyen éxitos como «Das Boot» de U96 (1991) y «James Brown Is Dead» de L.A. Style, que marcaron el comienzo de una serie de producciones etiquetadas como «techno comercial». El techno se introdujo en Italia en 1992, dando lugar a dos escenas distintas en Reggio Emilia y Nápoles.
Un fenómeno parecido sucedió en España, con el nacimiento de las primeras escenas techno en Valencia a principios de los años 90 y en Barcelona hacia mediados de esa década. Fue en estas ciudades donde se gestaron los inicios del sonido mákina, alrededor de 1989 y 1990. En Valencia, surgió Megabeat, el pionero grupo productor de techno en el país.
Cada día, más aficionados se suman a la pasión por la música electrónica, disfrutando de ella desde sus inicios. Y qué mejor manera de hacerlo que escuchando tus álbumes, recopilaciones, mixes y maxi singles favoritos en formato vinilo, especialmente si es en su versión original y en perfecto estado.
Algunos de los discos de techno más pinchados en la década de los 90s...








