Un alma que convirtió la fiesta en arte y la rumba en identidad.

Pedro Bermúdez, conocido como Azuquita, no solo inventó un estilo —el rumbakalao—, sino que también puso a bailar a toda una generación con su energía, su autenticidad y su espíritu libre.

Nacido en Valencia en 1978 y criado en el barrio palmesano de Son Gotleu, Pedro Bermúdez se consolidó como una figura singular en la música de los años 90, gracias a su estilo revolucionario: el rumbakalao, una fusión entre la rumba española y el ritmo electrónico del bakalao

Su salto a la fama llegó en 1993 con una reinterpretación divertida y festiva del tema Así me gusta a mí de Chimo Bayo. Tras ese éxito, lanzó tres álbumes en la década de los 90:

• Rumbakalo (1994)

• Escucha que te digo (1995)

• Sinelo Kalo (1997), que incluía la versión rumbera de Gangsta’s Paradise titulada Rejas de cristal

A mediados de los años 2000, dejó huella fuera de España al grabar una versión bilingüe de Verdammt ich lieb dich junto al cantante alemán Matthias Reim.

Establecido en Mallorca desde hace años, formó parte de la banda Rumba Kings, con la que solía presentarse en hoteles, salas y festivales locales. Era muy querido por su cercanía, energía y carácter festivo.

Desde aquel inolvidable “Así me gusta a mí” hasta los últimos acordes con los Rumba Kings, Azuquita fue más que música: fue alegría, fue barrio, fue corazón. Su mezcla de rumba con electrónica no era solo una fórmula musical, sino una declaración de intenciones: que la vida, aunque dura, siempre se puede bailar.

Y aunque hoy nos toca decir adiós, sabemos que allá arriba ya empezaste a montar la primera verbena celestial.

Gracias por tanto, Azuquita.

Enviamos nuestras más sinceras condolencias a su familia, amigos, compañeros de escenario y seres queridos.

Que encuentren paz en los recuerdos, en la música y en el cariño inmenso de quienes lo admiramos.

Descansa en ritmo, maestro.