El pasado 26 de agosto de 2025, la música española perdió a una de sus figuras más queridas y emblemáticas: Manuel de la Calva, mitad del inolvidable Dúo Dinámico. Con 88 años, el artista falleció en Madrid, dejando tras de sí no solo una carrera legendaria, sino una banda sonora que ha acompañado a generaciones enteras.
Un inicio humilde para una historia inmensa
Manuel nació en Barcelona en 1937 y conoció a su inseparable compañero Ramón Arcusa en la fábrica de motores Elizalde. Lo que comenzó como una amistad laboral se transformó en una sociedad artística que marcó el curso del pop en español. En 1958, debutaron como el Dúo Dinámico, un nombre que no solo les hizo justicia, sino que anticipaba su futuro: dinamismo, frescura y una conexión directa con el público joven.
Los arquitectos del pop español
Antes de que existieran las boy bands, antes del fenómeno fan moderno, Manuel y Ramón ya llenaban salas, movían multitudes y ponían a cantar a todo un país. Temas como Quince años tiene mi amor, Quisiera ser, Perdóname o el inmortal Amor de verano no solo alcanzaron el éxito comercial, sino que se convirtieron en símbolos emocionales para varias generaciones.
Pero si hay una canción que resume el espíritu de Manuel, esa es sin duda Resistiré. Publicada en 1988 y rescatada como himno de esperanza durante la pandemia del COVID‑19, es el reflejo perfecto de su carácter: optimista, resistente y profundamente humano.

Más allá del escenario: compositor brillante
Lo que muchos desconocen es que Manuel fue también un compositor prolífico. Junto a Arcusa, fue el creador de La, la, la, la canción que ganó Eurovisión en 1968 en la voz de Massiel. Además, escribió éxitos para artistas como Julio Iglesias (Soy un truhán, soy un señor), Nino Bravo, Camilo Sesto y Joan Manuel Serrat. Su pluma estaba cargada de sensibilidad y melodía, capaz de adaptarse a estilos y generaciones sin perder su identidad.
Reconocimientos y humildad
A lo largo de su carrera, Manuel recibió múltiples premios: la Medalla al Mérito en el Trabajo (2010) y la Medalla de Honor de la SGAE (2024), entre otros. Sin embargo, lo que más destacaban quienes lo conocieron era su humildad, su cercanía con el público y su actitud siempre positiva. Jamás dejó de agradecer el cariño de sus fans, ni de sonreír en cada escenario, grande o pequeño.
Un adiós que se canta, no se llora
Tras su fallecimiento, su inseparable amigo y compañero Ramón Arcusa compartió un mensaje que conmovió a todos:
“Mi amigo del alma, más que hermano… Fue el alma del Dúo, siempre alegre, optimista, positivo. No lloréis por él, no le gustaría. Cantad con él en esta despedida.”
Y eso hicieron cientos de fans y artistas que se acercaron a la capilla ardiente en Madrid para rendirle homenaje. No hubo solo lágrimas, sino también canciones, recuerdos y aplausos.
Un legado que vive en cada nota
Manuel de la Calva fue mucho más que una estrella del pop español. Fue un referente de constancia, de amor por la música, de respeto por el público y de una forma de hacer arte sin pretensiones, pero con un impacto incalculable.
Hoy, su voz sigue viva. Cada vez que alguien canta Resistiré, cada vez que una pareja recuerda su primer amor con Quince años tiene mi amor, Manuel está ahí. Y ahí seguirá.
Porque hay melodías que no mueren.
Porque hay artistas que se convierten en parte de nuestra memoria colectiva.
Y porque Manuel de la Calva fue, es y será siempre parte de nosotros.